Ya llegó, ya está aquí, coloreando el espacio y llenándolo de nuevas fragancias. El término «prima» proviene de «primer», la sílaba «ver» de «verde vergel». Los franceses la llaman «prin temps», en latín «primun tempus», pues que en la antigüedad era el primer tiempo del año. De hecho, al enumerar las estaciones comenzamos por la primavera, luego verano, otoño, y finalmente invierno. En el zodiaco el curso del sol se inicia también con la primavera y el signo de Aries. La vida te invita a comenzar, a renacer en primavera.
La primavera nos regala mas luz y aires de renovación, rejuvenecimiento, nuevo crecimiento… Es un tiempo ideal para comenzar proyectos. La Pascua de Resurrección se celebra el domingo siguiente a la luna llena tras el equinoccio. Todo nos llama a renacer a la vida nueva.
El sol y el calor propician que florezca lo que hemos sembrado. Energéticamente estamos más preparados que nunca para tomar conciencia de lo que hay y de lo que no hay en nuestra vida con honesta sencillez. Acepta lo que florece y lo que no, ábrete con humildad serena a darte cuenta de qué está creciendo en tu jardín. Si paras y miras lo verás. Lo que ES cae por su propio peso, se presenta claramente si estamos presentes y abiertas/os.
Hazte la gran pregunta de la primavera: ¿qué hay florecido en mi jardín? Vitalidad o cansancio, orden o desorden, tolerancia o resentimiento, queja o aceptación, proactividad o reactividad, armonía o inquietud, encuentro o separación…
A veces estamos tan inmersos en nuestro drama o diálogo interno evaluador, tan distraídos y enredados con las tareas del hoy, las preocupaciones del futuro o los resentimientos del pasado que sencillamente se nos olvida contemplar qué está pasando, qué esta manifestándose. Cuando nos enganchamos en algo, empeñada/os, aparece el drama, el círculo vicioso, y perdemos perspectiva y vida. Menos mal que la primavera llega ligera con esa posibilidad de calor, color, aires nuevos y renacimiento. La primavera otorga el momento propicio para recuperar el disfrute perdido con tu familia, pareja, trabajo, contigo… es tiempo de vestirte de verde, rojo o azul, valorar las cosas pequeñas, reactivar el sentido del humor, cantar, bailar, soltar rabia, frustración y pesadas razones sin pasión ni compasión… mírate honestamente, con valor y benevolencia… da carpetazo al invierno y únete a la fiesta de la primavera. La vida te esta ayudando a mostrar tu auténtica belleza tras ese montón de exigencias.
Deja que florezca lo que ES, lo que eres, lo que sientes. Si no lo abrazas, respiras y aceptas no dará fruto. La flor no puede abrirse si la energía está contenida, dedicada a pensar y protegerse. Aprovecha la expansión primaveral para esponjarte y soltar. No se puede florecer sin soltar. Muchos de nosotros, consciente o inconscientemente, ocupamos con tareas todo el día para no pensar. Los asuntos emocionales pendientes pueden doler y ¡uff! mejor estar ocupados y anestesiados. Para ello conviene estar hacia fuera y ver muchas series por la noche hasta caer dormidos, no vaya a ser que emerjan incómodas sensaciones latentes en algún silencio.
La buena noticia es que las emociones que no aprovecharon la caída de hojas de otoño pueden ser integradas con el calor y el color primaveral. Abrazar y aceptar un dolor sin regodearte en la queja te reconcilia y despierta. Abrazar tus luces, tus sombras, tus aciertos, tus errores, tus grandezas y torpezas te hace humano. Quiérete completo/a. Eres una flor única y selecta. Lo que eres y sientes de verdad en este momento, ofrecido con amable humildad y humanidad es el mejor lugar donde estar, es la vibración que más resuelve y disuelve.
No te empeñes en aparentar ser otro tipo de flor del que eres en esta primavera. Todas están bienvenidas a la fiesta de la vida: rosas, tulipanes, petunias, lirios, hortensias, camelias, margaritas, amapolas, jazmines… No quieras crecer más fuerte o grande de lo que toca. observa… acepta… no controles tanto ni impongas ninguna forma “correcta”. Las cosas son. La vida se encarga de ellas. Suelta… Aprenderemos mucho al contemplar sin juicio la diversidad de flores y colores en primavera.
No se si recuerdas la sencilla magia de algún momento de florecimiento personal. Estabas enganchada/o y cerrada/o en un agujero negro sin salida… algo te tocó y te hizo reconectar. Lo pesado quedó de repente en el pasado. Un capullo abre su flor con el calor primaveral del mismo modo que tú puedes abrirte a vivir si aceptas la invitación del calor y sueltas el pasado y ese exceso de pensamiento trasnochado. Pensar tanto nunca fue el camino, no te llevará a la luz. La vida es demasiado hermosa ahora. ¡No te quedes en la oscura caverna! Si confías en la primavera, disfrutas y sueltas, ella y sus colores todo lo aligeran.
Una semilla de luz se instaló en nuestros corazones el 24 de diciembre enraizándose dentro hasta brotar y elevarse para ver la luz en este momento. Los verdes tallos generaron capullos que se abren y ofrecen una flor única e irrepetible. En el cuerpo humano la energía se exterioriza del hueso al músculo y los tendones. Pasamos del agua del invierno en los riñones a preparar el fuego del corazón que celebra el verano. Esta transición requiere que nuestro hígado se ponga en movimiento. El hígado administra la energía vital, la decisión consciente enraizada en el ser, la celebración del auténtico yo soy. En medicina china se asocia con el elemento madera. Un árbol con raíces anchas y profundas en la tierra extiende sus ramas florecidas hasta el cielo. Hay crecimiento y expansión en la primavera si no obstaculizamos.
Las ventanas del hígado son los ojos según la Medicina China. La vida te invita contemplar con disfrute la naturaleza floreciendo. Esto te hará a ti florecer. Vence resistencias con coraje y sal a pasear, al encuentro de flores y aire puro. Busca nutrirte cada día con cosas bellas: naturaleza, arte, teatro, un ballet, poesía, música en vivo, pintura… aliméntate y deléitate en ellas con ojos blandos y suaves.
Vivimos en un mundo de híper estimulación visual. La visión del verde y de lo bello nutre los ojos, descansa.
Te propongo algo: contemplar 1 minuto un objeto hermoso antes de comenzar tu actividad habitual cada mañana: el azul del cielo, una flor, un cuadro, la llama de una vela… Si usas mucho el ordenador conviene hacer pausas para descansar la visión fija contemplando vagamente al horizonte y relajando los músculos oculares. Date cuenta de cuándo estás tensando en exceso los músculos de los ojos por juicio, comida de coco o exceso de atención. La mirada tensa y el juicio (a nosotros mismos o hacia fuera) están muy relacionados, por ello la contemplación del verde, el azul del cielo u otro color, de una flor o de algo bello con la “visión romántica”, esponjada, vaga, relajada… restaura el alma.
Para florecer es preciso haberse aquietado un poco en invierno, haber nutrido riñones estando hacia adentro. Si no lo has hecho, haz en esta transición unos días de mayor recogimiento, date algún paseo sóla/o por un bosque, permite que pare la mente volviendo al cuerpo, haz yoga, chi kung, danza, deporte, antes de que el calor mayor te haga florecer desajustada/o.
Signos de que lo necesitas urgentemente: cualquier afección en los ojos y en la piel, “mala leche” ante detalles sin importancia o frustración y victimismo desproporcionados. Es tiempo de aceptar lo que está pasando con una sonrisa benevolente, perdonarnos tiernamente y liberarlo, dejarlo ir, no prestarle atención para disfrutar del espectáculo de la vida floreciendo. ¡Sal de tu jaula! ¡suelta el drama! Tal vez la primavera y el florecer del entorno presenten nuevas opciones y caminos insospechados. No te quedes enganchado en rencores o torpezas previas. Ya verás como si te asombras con la belleza, te esponjas y vuelves a estar respirar vida conseguirás florecer.
La Medicina China afirma que cuando nuestro Qi o energía se agota, nos sentimos cansados decaídos y sin ganas. Esta energía la obtenemos del exterior, del aire que respiramos, el ejercicio que hacemos, de los alimentos que ingerimos y los pensamientos que nos nutren. De ahí la importancia de prepararse para encauzar las dos semanas de transición al calor y el florecimiento de dos posibles polos: la astenia y la primavera que la sangre altera. Ninguno de ellos son una enfermedad, sólo un trastorno pasajero si te pones en movimiento y en armonía con el aumento de luz y calor.
Hay dos virtudes similares y complementarias a cultivar con perseverancia: el coraje y la valentía.
Hemos de discernir cuándo es tiempo de coraje, de mantenernos firmes, soltar o decir no, y cuándo es tiempo de valor para avanzar. Conviene despertar nuestro coraje y valentía interior continuamente para que nos acompañen cada día. ¿Qué música, frase interior, acción te activa coraje y valentía para vivir despierta/o?
Confía en la vida, florece a lo que eres y no puedes dejar de ser. Deja que otros vean y disfruten de tu verdadera belleza, vibración e irradiación.
Te invito a leer tranquilamente este texto y luego escuchar la primavera de Vivaldi o Ludovico Einaudi o alguna en la que te sientas florecer con aquello que te ha tocado el alma y dejarte llevar e incluso bailar extendiendo tus alas…
Doña Primavera viste que es primor,
de blanco radiante como limonero en flor.
Lleva por sandalias una anchas hojas
y por caravanas unas fucsias rojas.
¡Salid a encontrarla por esos caminos!
¡Va loca de soles y loca de trinos!
Doña Primavera, de aliento fecundo,
se ríe de todas las penas del mundo…
No cree al que le hable de las vidas ruines.
¿Cómo va a entenderlas entre tantos jazmines?
¿Cómo va a entenderlas junto a las fuentes de espejos dorados y cantos ardientes?
De la tierra enferma en las hondas grietas, enciende rosales de rojas piruetas.
Pone sus encajes, prende sus verduras en la piedra triste de las sepulturas…
Doña Primavera de manos gloriosas, haz que por la vida derramemos rosas:
Rosas de alegría, rosas de perdón, rosas de cariño y de aceptación.
Gabriela Mistral
La próxima edición del curso 4 Estaciones: Primavera será los días 10 y 11 de abril. Puedes ver la información completa aquí.